lunes, 26 de mayo de 2014

Idealismo



Cualquier actividad que realicemos no puede volverse demasiado idealista. Por ejemplo,  cuando un artista se vuelve demasiado idealista, acaba por suicidarse, porque entre su ideal y su verdadera habilidad hay un gran salto, y como no hay puente lo suficientemente largo para salvar ese vacío, comenzará a desesperarse. Es un ejemplo bastante radical, pero es el camino espiritual común. Nunca se debe ser tan idealista. Ni excesivamente perfeccionista. 

No es el resultado. Es el camino. Es cada zancada y cada respiración. Y la práctica propiamente dicha consiste en repetir una y otra vez hasta descubrir la manera de convertirse en correr. En nuestro sistema, no hay nada secreto.


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